sábado, 23 de mayo de 2015

Ella

Absorta se quedó en medio de la habitación mirando el desorden de una tarde de pasión y sexo, lujuria y desenfreno, el olor se podía sentir desde las habitaciones más lejanas,  aun podía sentir el húmedo juego de su lengua sobre su vagina, el recuerdo aún la provocaba, mordió su labio levemente y dejó llevar su mente sólo un instante más.
Recordó su pechos, igual a los de ella, su vagina también igual a la de ella, sus manos pequeñas y caricias suaves, la forma de su cintura que no hacia más que invitar a tocar sus nalgas, un recorrido mental una ultima vez por su vulva, lugar donde descansaba una vez acabado el sexo oral, mientras el recuerdo le subia la temperatura, acarició una vez más vagina, subió rápidamente a sus pechos, el pelo hasta la nuca, donde con un movimiento rápido de la cabeza sacó los recuerdos de aquel encuentro,
-sal de mi cabeza, por favor!-se dijo mirando el techo.
La hora avanzaba, había que ordenar, su esposo llegaría pronto.