jueves, 5 de noviembre de 2020

Ermitaño

¿Se puede identificar el preciso instante en dónde nos volvemos desconocidos?
¿Cuando es que ocurre?
Hace tiempo, en uno de los antiguos trabajos yo tuve una amiga, llegamos a conocernos muy bien y nos hicimos realmente muy cercanos, confidentes el uno del otro.
Era mucho mayor que yo pero eso nunca fue impedimento para compartir vivencias y tener largas conversaciones.
Debía tener la edad de mi madre.
Era una de las personas más agradables y magnéticas que he conocido, sus sabios consejos siempre calaban y siempre sabía cuándo darlos. Y cuando escuchar.
En un arrebato inmaduro de desconexión me aislé del mundo, cuando dejé ese trabajo borré todos los contactos, cada persona que (según yo) me había fallado. Ella nunca me falló y aún así dejé de hablarle, salió de mi vida como si nunca hubiese existido.
Hoy volví a recordarla. No pasa muy a menudo, recordar mi antigua vida, pero hoy la recordé. Eli.
Pensé en buscarla, en escribir, alguna vez la tuve en Facebook y en mi cabeza obsesiva aún conservo detalles que me harían fácil encontrarla, pero una idea me detuvo. ¿Para que?.
Han pasado que, ¿9? ¿Tal vez 10 años?.
¿Para que?
¿Un saludo fugaz? Quizá preguntar por sus padres que seguramente habrán muerto, preguntar por sus hijos que, en realidad, no me importan. ¿Que estoy dispuesto a aportar en su vida como para hacerme presente?, ¿Conozco realmente a esa persona?.
10 años cambian mucho a una persona, y lo único que me impulsa es el recuerdo egoísta en dónde, en mi cabeza ella está ahí, congelada en el tiempo, esperando que yo aparezca con mis problemas de pareja o dudas existenciales, esperando que aquella dulce mujer no tenga nada mejor que hacer que prestar atención a un hombre de 35 años que un día cualquiera tuvo un recuerdo famelico sobre una persona que ya casi había olvidado. 
¿Que estoy dispuesto a aportar en su vida como para hacerme presente?. Los problemas emanan de la tierra como los gases en un vertedero, ¿Acaso realmente creo que ella necesita los míos?, la respuesta es obvia, no.
Y llegados a este punto son bien pocas las cosas que puedo aportar a la vida de alguien, me aislé por una razón, una de ellas era creer que la gente estaba mejor sin mi. Aún lo creo.

Es solo que a veces, muy de vez cuando... me siento muy solo.