lunes, 15 de marzo de 2010

Manu y Fe (historia de un amor de verano)

Manu y Fe se conocieron en un pueblo, perdido en la costa, conocido por muy pocos. Él venia de Santiago, ella, de un pueblo muy cercano en donde habia vivido toda su vida, hacia viajes a Santiago para ir a ver a una tia, pero no lo conocia mucho, en todo caso algo le atraia de la cuidad, algo que no supo explicar con palabras, estaba sentada a la orilla del camino cuando Manuel paso, salia de uno de los dos negocios existentes en aquel pequeño pueblo, cuando los negocios son tan chicos o son muy pocos es facil encontrarce o conocer gente nueva, esa tarde, sus miradas se cruzaron.
Fernanda, como muy pocas mujeres de pueblo, tomo la iniciativa y decidio hablarle, una decision de la cual no se arrenteria, pues ese dia, y solo ese dia, encontraria el amor. Ninguno sabia.
Ella vestia un patalon que parecia de papel, un tono verde claro, pero no muy claro, suelto, tan suelto como para verse muy comoda y ligera, como el aire, pero ni tan suelto para no mostrar su linda figura, una polera a dos colores, con la parte superior llena de flores que terminaba en sus hombros, dejando ver un hermoso tono de piel, del color del sol, un pelo al viento y la carita de un angel.
Manuel, despeinado y sonrriente, alto, pelo oscuro, trigueño, una personalidad atrayente, cariñoso y delicado, aveces. Como siempre vestia de negro como era normal desde que tenia 16 años, lleno de bolsas de las compras que sus amigos habian encargado, la vio a ella sentada a un lado del camino, Fernanda se disponia a ir a la playa, solo provista con un par de cervezas para amenizar la tarde, cuando lo miro:

Hola.-dijo ella, con un sonrisa en sus labios, inclino la cabeza ligeramente hacia abajo, parecia timida, pero era decidida-
Hola.-contesto Manuel, algo mas torpe.
a donde vas???-pregunto Fernanda
voy a la casa de unos amigos, es...es para alla...
te acompaño!!-exclamo ella, con un tono de niña mimada, a la cual no puedes decirle que no.

Caminaron largo rato, se pasaron de destino, se devolvieron, se volvieron a pasar, solo hablando, disfrutando de ese coqueteo inicial, ninguno dispuesto a dar el el segundo paso, pero ambos deceosos de hacerlo, intercambiaron miradas 100 veces, y 100 veces mas.

La vida te da sorpresas a cada segundo, y a estos dos tambien aquella tarde, Fernanda que vivia en un pueblo cercano siempre solia ir a ver el mar a aquella playa, y la conocian muy bien, asi que para ella no fue sorpresa que en el pueblo la saludaran, cuando llego a la casa donde Manuel se estaba quedando, entro y saludo a todo el mundo, como una vieja amiga de la familia, Manuel y sus amigos, (los que quedaban, ya que algunos se fueron dias antes) quedaron muy sorprendidos de la actitud de la nueva amiga, Fernanda siempre fue muy sociable.
Manu y Fe pasearon en la tarde, bajo el sol anaranjado que partia el cielo a la mitad, una mitad muy oscura, que anunciaba que el dia terminaba, y otra mitad muy clara, que simulaba el amanecer, con un sol radiante, perfectamente redondo enterrandoce en el horizonte, ahí mismo se besaron...
hablaron largo rato de familia, de Santiago, del pueblo donde ella crecio, rieron, bebieron y se enamoraron, miraron estrellas hasta tarde en la noche, imaginando toda una vida juntos, y cada estrella fugaz que vieron, era un deseo de amor...
Hicieron el amor aquella noche magica, el deseo de los cuerpos tibios ardia en la oscura noche, los cuepos se amaron hasta casi el amanecer, donde el amante callo sin fuerzas, agotado y rendido...y en la oscuridad se ve una silueta cruzando el horizonte, entre las sombras, era Fernanda, quien alimentada por un sentimiento que solo ella entendia, emprendia la huida en la penumbra, para desaparecer completamente de la vida de Manuel, y convertirce en solo un recuerdo.