Este es un correo antiguo que encontré entre los archivos de mi correo, enviado a mi mejor amiga, un 8 de Julio del año 2006.
¿Cuántos amigos tienes que se acuerdan de la fecha de tu cumpleaños? ¿Cuántos que sí se acuerdan, pero no son tus amigos? ¿Cuántos te saludan por compromiso o porque alguien les dijo? ¿Cuántos…?
La gente está muy ocupada pensando y planeando sus vidas, que a veces se olvidan de las cosas importantes… o que eran importantes. “Siempre tengo cosas que hacer”, dijo ella. Qué ironía, ¿verdad? Y nosotros, los que menos figurábamos, somos los más presentes. Y él… el más presente, aunque no contigo; pero presente, tierno e infantil racimo de hombre.
A veces solo paramos para ver a quién tenemos el pie encima, o a cuántos hemos dejado atrás. Y es una verdadera pena, porque siempre pensé que al final, al menos, quedaba el recuerdo… pero parece que no es así.
No quiero volverme obsoleto. No quiero dejar de ser joven. Pero estoy cumpliendo años, al igual que tú, y están marcados de por vida, irónicamente, por la muerte.
Está triste el día, húmedo y henchido de ira. La soledad lo calma un poco, pero su furia perdura entre lo alto de las nubes negras que cubren el cielo de Santiago. Amargura, dolor y decepción es lo que siento. Más por ellos que por mí, porque yo traté… mas no logré nada. Están tan ocupados.
Ojalá recuerden que la muerte siempre gana. “Y está tan segura de ganar, que nos da toda una vida de ventaja.”
El sol se va, y con él este día. Malo, bueno… en fin, se va. Deja el gran escenario de la vida solo para ensayar el mañana. Alisten sus trajes y agárrense fuerte que vamos a empezar.
Amargura, dolor y decepción es lo que siento… en este 8 de julio que se suponía debía ser especial. Pero así es el caos: todo lo turba, lo altera, lo modifica de tal forma que hasta tus mejores intenciones pueden verse afectadas… e incluso dejarte mal ante otros.
Pero al final, ¿qué importan los otros?
Esta es una época que, espero, no termine ni olvide nunca, porque fue mi juventud.
¡Oh, Dios! Anhelo contarle a mis nietos todas las historias que he vivido en este gran libro de la vida. Historias ciertas… y algunas mentirillas que solo animarán el calor de aquellas almas jóvenes, abiertas al conocimiento.
¿Cuánto más cambiarán los tiempos como para que mis nietos piensen que ya estoy obsoleto? ¿Que mis habilidades con el PlayStation ya no son grandiosas? ¿Que me sorprendan con alguna pregunta a la cual no sepa la respuesta?
Dejar de ser aquel ídolo infantil que soy para mi hermano…
Este es un tiempo de reflexión, creo yo.
Pásalo bien, pero piensa, planea y disfrútalo…
¡El tiempo se está acabando!
Y mi programa estelar del domingo ("La vida de Marco", buena, mala… como sea) lo van a cancelar pronto.
Ya no tendré a quién escribir y me quedaré solo, al igual que él… hundido en el olvido de muchos y en los recuerdos de pocos.
¿Pero qué he hecho yo como para ser recordado?
La verdad, no mucho. Solo ser yo.
Valórenlo como quieran. Todos (incluso tú) (no tú, sino la otra tú).
Aprende de ello.
Del mundo, que mal que mal, es nuestro mundo.
Emociónate con esa canción que te hace romper en llanto.
Que te pone la piel de gallina.
Que te devuelve a ser un niño…
Donde estabas seguro, y nada podía lastimarte.
Donde, pasara lo que pasara, mamá siempre lo arreglaba.
Un lugar que no es aquí, y no es ahora.
Que te muestra tal como es tu alma, sin prejuicios ni nada que se le compare.
Solo tú… y tú.
Hay tanto que hacer y tan poco tiempo.
Pobre de ellos, los que viven en su rutina.
Que perdieron la capacidad de reír, de hacer locuras.
Aquellos que lo racional les llena el cerebro y no dejan espacio para la esperanza, el amor o la locura.
¡Qué rico es ser loco!
Hacer lo que quieras sin tener que responder.
Amo a los esquizofrénicos que no responden y no asumen sus responsabilidades.
Pero es una carga que el mundo te da… y la acepto gustoso.
Que mi locura interior no se acabe nunca.
Y que la llama del amor hacia la gente que importa, tampoco se apague.
Por ellos me llevarán ante Dios.
Y cuando esté allí…
Creo que le pediré una que otra explicación.
Ah… no trates de entender esto.
Solo quería desahogarme, explayarme un poco con quien creo que me puede entender, o al menos, está algo acostumbrada.
No respondas nada respecto a esto.
Algún día te explicaré el motivo.
Hasta entonces, no lo comentes.
(Bueno, si te sirve para algún trabajo, monólogo o algo… jajaja ^.^)
Casi se me olvida… ^.^"
Que tengas un muy feliz cumpleaños.